Hoy, uno de los grandes disyuntivas de los venezolanos es si emprender o no una nueva vida fuera de nuestras fronteras, es decir, irse o quedarse; un dilema que surge en una Venezuela que pasa por circunstancias difíciles en lo económico, político y social. Tal vez para la clase media venezolana este dilema se acentúa más debido a que sus formas de vida acostumbradas en este país, la libertad de movimiento en el ámbito llamado “social” y particularmente en el desenvolvimiento laboral, cambiarían radicalmente en otros países. Pero quizás, para un venezolano o venezolana acostumbrados al trabajo arduo, al sacrifi cio, lo cuesta arriba que les ha sido obtener lo necesario para vivir, pareciera tener una suerte de ventaja, en vista de las condiciones reales, constatadas y experienciales que seguramente todos por alguna vía, sabemos existen cuando se pisa otro país, y no para vacacionar precisamente sino para establecerse. Pero antes de adentrarnos a este hecho particular de la migración de venezolanos y sus experiencias como extranjeros, es preciso estudiar contextos que nos aclararán el porqué de la iniciativa tanto de jóvenes venezolanos como de cualquier ciudadano de contemplar la posibilidad de hacer vida en suelo extranjero.
Toda la dinámica de la globalización económica y la mundialización cultural en el año 2017, ocurre con problemáticas adicionales para los nacidos desde el año 1985 hasta la presente fecha. Una juventud que crece en la explosión del internet, la televisión satelital con más de 100 canales digitales, las redes sociales, los video juegos, el 4D y la realidad virtual aumentada construye un imaginario de éxito “efímero” no siempre asociado a soportes materiales en la realidad concreta. Y ahí encontramos dos aspectos a refl exionar: Primero, desde las narrativas alternativas, son contadas las iniciativas para dotar de contenidos con sentido práctico a estos maravillosos desarrollos tecnológicos y comunicacionales, dejando, en muchos casos, el pensamiento crítico y los llamados “gobiernos progresistas” este campo de trabajo en manos de la hegemonía de la poderosa industria cultural de los países del G7+1. Sin embargo, mientras unos “no hacemos”, la industria cultural no cesa en su tarea de afi rmar valores para el desarraigo cultural, la vergüenza étnica tercermundista, el consumo basado en necesidades creadas y la ilusión de alcanzar un estándar de vida fundamentado en la posesión de mercancías, que no alcanzan siquiera, la mayoría de los jóvenes nacidos en los países industrializados. Es urgente, el desarrollo de “tanques de pensamiento” desde el Sur, que analicen la industria cultural de las naciones más poderosas.
Segundo, existe un discurso propio de la generación precedente a la revolución científi co tecnológica, es decir los nacidos antes de 1985, quienes ante la incapacidad para llevar el ritmo cambiante de este cambio de paradigma técnico y comunicacional, construyen desde la academia, la política y los gobiernos un discurso conservador, que aumenta la ruptura generacional presente. Ante la incapacidad de las generaciones precedentes para entender y empalmar rápidamente, con sentido práctico y crítico pero no negador de la nueva realidad, los jóvenes de hoy se sienten en buena medida sin referentes de las generaciones que le preceden, lo cual es altamente peligroso, en el marco de la propaganda y producción de la industria cultural afín con los intereses de esta globalización económica y mundialización cultural. Es urgente, que los “mayores” entendamos esta situación y allanemos el camino del reencuentro no descalifi cador con los mas jóvenes o, estos últimos estarán aún más indefensos ante las avezas intensiones del gran capital. Así como en distintos momentos históricos fue ridículo censurar y responsabilizar de los males sociales al rock, la salsa, la lambada o ahora al reggaetón, porque ello solo mostraba la falta de diálogo inter generacional; hoy el dialogo entre los llamados “nativos” y los “inmigrantes” digitales es una tarea urgente, lo cual pasa no solo por una apropiación de las herramientas sino fundamentalmente por un reconocimiento mutuo de potencialidades y de encuentro. Un discurso que censure lo tecnológico solo contribuye a la fractura inter generacional y fortalece dinámicas migratorias que buscan ese encuentro.
Los procesos migratorios en el marco de la restructuración económica global
Una muestra de ese desencuentro generacional lo ha sido la postura de los mayores respecto a la migración por parte de los más jóvenes en distintos momentos históricos. La construcción de las sociedades modernas ha signifi cado procesos permanentes, constantes y diversos de migración. Primero fue de las fi ncas a las aldeas, posteriormente lo seria de éstas a las ciudades periféricas. Tiempo después, con el surgimiento de las grandes ciudades se generaron masivos procesos de migración del campo, aldeas, pequeñas poblaciones a las ciudades centrales de los Estado nacionales. En el marco de la llamada oposición ciudad-campo surgió un discurso por parte de quienes se quedaban en el lugar contra quienes partían. “Traidores”, “desleales”, “desarraigados” fueron algunos de los epítetos con los cuales se señaló a quinees partían del lugar. Hoy la globalización económica y la mundialización cultural presionan por todos los medios, especialmente por los canales creados en la revolución científi co tecnológica, para que nuestros jóvenes marchen fuera del país, en el marco de unas políticas del gran capital descritas anteriormente. Satanizar per se estas dinámicas, sin allanar caminos de reencuentro generacional, no contribuye a esclarecer las potencialidades y limitaciones de las dinámicas migratorias.
Por ello, la labor de las instituciones públicas de los países mal llamados en “desarrollo” y más aún, los dirigidos por gobiernos progresistas consiste en develar pedagógicamente los “entre telones” de esta ola de inmigración en cuatro dimensiones: las oportunidades reales, la dimensión salarial, los aspectos de la seguridad social y la multiculturalidad. En el primero de los aspectos es urgente elaborar estudios y construir claras series estadísticas que muestren como el desempleo juvenil es un problema creciente y de alto impacto en Europa, Norteamérica e incluso en muchos de los países del llamado “milagro asiático” como Corea del Sur. Sólo un ínfi mo porcentaje de los jóvenes que emigran hoy consiguen empleo, los restantes pasan a formar parte de los marginados entre los marginados.
Segundo, es importante sistematizar y publicar la relación de salario mínimo y profesional en los países que atraen inmigración y los costos de medicinas, alimentos, vivienda, transporte en países donde no existe la seguridad social para los extranjeros. Ello no suprime la urgente necesidad de recomponer los salarios profesionales en nuestros países, para que resulten atractivos para los trabajadores de cualquier edad en el presente.
Tercero, nuestros jóvenes están acostumbrados a vivir en países donde los servicios, las medicinas, la comida son muy bajos y elementos como la educación son gratuitos, por ello debemos explicarles cual es es la situación en esos países adonde pueden ir. Por ejemplo, mucho se publicita sobre la “maravilla” del modelo económico de Corea del Sur, pero pocos conocen el drama de la juventud de ese país, con severos problemas para conseguir empleo, en un marco de alta demanda social tanto de consumo, como para poder alcanzar logros tan comunes para nosotros como poder casarse y ser aceptado; esta imposibilidad ha llevado a que Corea del Sur, el gigante asiático, sea uno de los países con mayor tasa de suicidio juvenil.
Cuarto, la realidad social y poblacional no es de un solo tipo, no admite unidemensionalidad del pensamiento. Distintas costumbres, recorridos históricos, religiones hacen del mundo un lugar diverso. Ello, es positivo y es obligación de nuestros sistemas educativos potenciar esta comprensión, incluso para decidir adecuadamente acerca de partir o quedarse.
Welcome al retornar a casa
A mi juicio existen tres tipos de dinámicas migratorias: (a) por razones de estudio, (b) por empleo, (c) el turismo “mochilero”. En cualquiera de los casos, expresan una tendencia de las nuevas generaciones de vivir otras experiencias, conocer nuevas realidades y encontrarse con sus pares de distintas culturas. Si a pesar de que las generaciones mayores le expliquemos a los más jóvenes los riesgos y posibilidades de los procesos migratorios en el presente, ellos deciden probar suerte, como lo hicieron otras generaciones en el pasado, debemos garantizar que quienes partan lo hagan con la certeza de que su país los recibirá nuevamente con los brazos abiertos, ya sea para desarrollar lo que aprendieron fuera o para apoyarlos en el reinicio de su desarrollo personal y profesional en la patria que los vio nacer.
La migración de los jóvenes en los cuatro puntos cardinales del planeta, a pesar de su inserción en la dinámica capitalista del siglo XXI, debemos verla también, dialécticamente hablando, como procesos hermosos de construcción de un nuevo prisma generacional que potenciará la construcción de identidad para nuestras naciones en el siglo XXI. Sabemos que la mayoría de quienes parten regresarán, por ello debemos construir un cultura del “recibimiento” cálido y el reencuentro amoroso que posibilite seguir construyendo naciones independientes con todos y todas.
Luis Bonilla-Molina
Investigador y docente
@Luis_Bonilla_M