Visión de la integración en el marco de Petrocaribe

Petrocaribe: Idea y praxis de un acuerdo ventajoso para los pueblos del Caribe

Antes que Hugo Chávez, Venezuela miraba con indiferencia a sus vecinos, que estaban dominados por las compañías transnacionales. Para romper con esa tradición de dominación, este presidente plantea un nuevo paradigma de relaciones que supera el tipo de relaciones que regía el mercado energético regional. Con una propuesta basada en la solidaridad y sinceridad entre los pueblos, Chávez planteaba la recuperación de los mercados caribeños y el afianzamiento de la soberanía e independencia de esos países.

Es por eso que con Petrocaribe Venezuela recupera espacios naturales cedidos a las transnacionales y los intermediarios, quienes controlaban el mercado “premium” en todos los eslabones de la cadena de comercialización, estableciéndoles las reglas comerciales y los precios a esos países.

Dentro de la estrategia geopolítica venezolana de construcción de un mundo pluripolar, se conformó Petrocaribe para dar un salto y convertir a la región en un polo de desarrollo sobre la base de las potencialidades de los países que lo conforman. Un espacio económico que permita resolver, en conjunto, los problemas comunes, pero que también sirva para asistir como bloque a las negociaciones con otras potencias, independientemente de su tamaño.

Aún muchos analistas se hacen la siguiente pregunta: ¿Es Petrocaribe un acuerdo desventajoso para Venezuela? ¡Realmente no! En el portal web de PDVSA se expone la siguiente respuesta: “Con esta iniciativa de política exterior, el país recupera su presencia en un espacio que le es natural, debido no sólo a la cercanía geográfica, sino a las profundas afinidades culturales e históricas que unen a nuestros pueblos.”1

Antecedentes de Petrocaribe

El antecedente inmediato de Petrocaribe se encuentra en el Programa de Cooperación Energética para Países de Centroamérica y el Caribe, conocido como el Acuerdo de San José, suscrito por México y Venezuela en el año 1980, para el beneficio de los pueblos del Caribe. Como una acción geopolítica de ambos gobiernos, su objetivo principal era contribuir, únicamente, con el suministro seguro y confiable de energía a los países participantes, fomentando el desarrollo de la región. Sería renovado anualmente. Reconociéndose que el Acuerdo de San José era un acuerdo político con fines estrictamente comerciales (económicos).

Petrocaribe tomaría los principios rectores de San José pero los complementaría incorporándoles nuevas dimensiones como las sociales, tecnológicas, culturales, incluso eliminando el sesgo ideológico que detentaba con la exclusión de Cuba en estos acuerdos regionales. Pero veamos cronológicamente los hechos.

Con la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, el petróleo seguiría siendo una herramienta de integración de los pueblos del continente americano. Chávez prometió seguir supliendo los volúmenes de crudo y productos necesarios para la región Latinoamericana y el Caribe, con el fin de eliminar los intermediarios y reducir los costos finales del producto, aumentándose la capacidad de refinación, almacenamiento y desarrollo de proyectos conjuntos de explotación y producción del continente Latinoamericano- Caribeño. Y así lo cumplió.

A partir del año 2000, Venezuela diseña una estrategia de promoción y expansión de forma soberana, con incidencia regional y supraregional, donde el elemento energético jugó un papel fundamental. Su apertura estuvo orientada a la búsqueda de apoyo político y económico, así como a encontrar nuevos clientes para la oferta de los hidrocarburos nacionales, las alianzas bilaterales y multilaterales, el incentivo a nuevos inversionistas foráneos, el fortalecimiento de la integración regional y, sobre todo, el posicionamiento como una potencia energética mundial.

El 19 de octubre de 2000, se firma el Acuerdo Energético de Cooperación de Caracas, y 11 días después (30 de octubre de 2000) se firma el Convenio Integral de Cooperación entre la República Bolivariana de Venezuela y la República de Cuba.

Estas alianzas energéticas comenzaron a materializarse desde el 19 de octubre del año 2000, con la firma del Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas, donde conjuntamente con México se extiende y se amplía el Acuerdo de San José, que desde hace 20 años atrás le ha garantizado el suministro petrolero a países de Centroamérica y el Caribe con condiciones de pago especiales.

En este acuerdo Venezuela se comprometió a suministrar petróleo crudo y sus derivados con condiciones preferenciales por un total de 80 mil barriles diarios con tasas preferenciales a 11 países centroamericanos y caribeños, incluida Cuba. Sería firmado por Belice, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras, República Dominicana, Panamá, Jamaica, Haití y Guatemala. Y posteriormente, se incorporaría Barbados, Dominica, Granada, Guyana y San Vicente y las Granadinas.

Entre las bondades de este pacto energético se estableció la venta de crudo con un financiamiento de hasta 15 años, un período de gracia de un año y una tasa de interés del 2% para la porción de la factura financiada. Este acuerdo funciona en paralelo con el de San José, mediante el cual Caracas y México suministraban 160 mil barriles diarios de petróleo a estas regiones. La escala del financiamiento es la siguiente: 5% si el precio del barril está en 15 dólares; 10% si sube a 20 dólares; 15% al llegar a 22 dólares; 20% para 24 dólares y 25% si el precio llega o sobrepasa los 30 dólares. En este convenio se incorpora el trueque de bienes y/o servicios como mecanismo de pago del suministro petrolero.

El Convenio Integral de Cooperación entre la República Bolivariana de Venezuela y la República de Cuba, se firmó inmediatamente después del Acuerdo de Caracas, debido a la negativa de México de ampliar el Acuerdo de San José para incluir a Cuba y otros países caribeños. En el Artículo III se establece que:

La República Bolivariana de Venezuela se compromete a proveer a la República de Cuba a solicitud de ésta y como parte de este Convenio Integral de Cooperación, bienes y servicios que comprenden asistencia y asesorías técnicas provenientes de entes públicos y privados, así como el suministro de crudos y derivados de petróleo, hasta por un total de cincuenta y tres mil (53.000) Barriles diarios…2

Hoy día, el acuerdo de suministro e intercambio comercial de mayor relevancia suscrito por Venezuela en la región es este firmado con Cuba, el cual contempla el intercambio de 98.000 barriles diarios de crudo y productos por servicios y mercancías procedentes de la isla caribeña.

A partir del primero de enero del año 2002, entra en vigencia el Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de Hidrocarburos aprobada por el ejecutivo nacional mediante poderes habilitantes,3 donde por primera vez en el país desde 1878, año en que se comenzó a explotar el petróleo con fines comerciales,4 una ley establece el aprovechamiento integral de las reservas de hidrocarburos, sea petróleo o gas, como base fundamental para el desarrollo nacional, donde el concepto de Seguridad Nacional es el elemento fundamental y cuya competencia y responsabilidad recae sobre el Estado venezolano.

Para ir materializando esa nueva visión de integración, en noviembre de 2004, se define la política petrolera venezolana dentro de los objetivos estratégicos No 8 y No 10 de la llamada Nueva Etapa de la Revolución Bolivariana: “Continuar Instalando la Nueva Estructura Territorial” y “Seguir impulsando el nuevo sistema multipolar internacional”, respectivamente. En ambos objetivos se delinean las estrategias a seguir por la industria petrolera venezolana, y se plantea impulsar iniciativas de integración energéticas como Petroamérica, Petrocaribe, Petrosur, Petroandina y la firma de una serie de acuerdos bilaterales y compromisos con varios países de América Latina, con la finalidad de fortalecer la política de cooperación e integración energética regional, fundamentada en los principios de solidaridad y complementariedad, y garantizándose el uso justo y democrático de los recursos energéticos para el desarrollo de los países participantes.5

Petrocaribe nace el 29 de junio de 2005, en ese contexto de reestructuración política, económica e institucional que impulsaba el gobierno de Hugo Chávez Frías en la sociedad venezolana. Es una organización intergubernamental de carácter permanente (geopolítico), la cual surge del Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas (integración energética), suscrito el 6 de septiembre de 2005 en Montego Bay, Jamaica, por los gobiernos de Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela.6 Estos gobiernos suscribieron este Convenio debido a que vieron mayores oportunidades de cooperación e integración en virtud de las ventajas del esquema de financiamiento que ofrece. Actualmente, es una alianza integrada por 19 naciones de Centroamérica y el Caribe, que incluye además a El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua.

El 18 de agosto de 2005, el gobierno revolucionario anuncia el inicio del Plan Nacional Siembra Petrolera 2005–2030, donde la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) define las líneas estratégicas a seguir por medio del llamado Plan Estratégico de PDVSA.

En septiembre de 2005, también propuso crear Petroamérica, contenido dentro de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), para consolidar la posición del petróleo venezolano en la región. Sería un mecanismo que permitirá no sólo la integración en el área de la energía, sino que abarcaría otros espacios a nivel regional. En este caso, se le daría uso al petróleo como mecanismo de cooperación y no de conflictos.

Este proyecto de integración estaría enmarcado en los principios de la política exterior, mencionado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), y en el Plan de Desarrollo Social y Económico de la Nación 2001-2007. Con base en estos planteamientos generales, Petroamérica se instrumentaría a través de tres figuras complementarias: Petrocaribe, Petroandina y Petrosur.

Desde el año 2011 hasta la fecha, las máximas autoridades de PDVSA definirían un conjunto de lineamientos estratégicos. Esos lineamientos no han variado en la actualidad, los cuales están delimitados en tres marcos de acciones concretas. El primero: “La Soberanía e Independencia Económica”, referida al sostenimiento de la vinculación de lo establecido en el Plan Siembra Petrolera y todas las actividades del sector con el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, es decir, ser un instrumento para el desarrollo endógeno. El segundo: “El posicionamiento Geopolítico de la República en el ámbito internacional”, vinculado con el fortalecimiento de la OPEP, la defensa activa de la política de valorización y correcta administración de los recursos; el desarrollo y fortalecimiento de los organismos de coordinación energética regional como el ALBA, Petrocaribe, Petrosur y demás iniciativas de cooperación impulsadas por el Estado; la reorientación de los negocios en el exterior y la consolidación de la estrategia de diversificación de mercados. Y el tercero: “La estrategia empresarial para el sector de hidrocarburos”, relacionada con alcanzar la valorización de los hidrocarburos en beneficio de la Nación7.

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